jueves, 28 de abril de 2016

Mirando al bosque

En el primer año después de Cristo, el griego Estrabón describía de la siguiente manera el panorama forestal de nuestra tierra: "Iberia, en su mayoría, es poco habitable, pues casi toda ella se encuentra cubierta de montes, bosques y llanura de suelo pobre y desigualmente regado".

Emprendió un singular periplo que le llevó a viajar durante 36 años recopilando información para culminar con su obra magna: Geografía. La misma está compuesta por 17 volúmenes, dónde pretendía describir minuciosamente cómo era el mundo conocido en la antigüedad. Curiosamente, ninguno de sus viajes le llevó en realidad hasta la Península Ibérica, por lo que su tercer libro, dedicado íntegramente a la misma, fue elaborado a base de recopilar datos de otras fuentes (en especial de Posidonio, otro gran filósofo y científico griego que sí había viajado por España).


El paisaje en nuestras latitudes ha sufrido drásticos cambios desde entonces, y su aspecto ya no encaja con las palabras utilizadas por el autor heleno. Se han llevado a cabo inventarios y estudios por parte de instituciones públicas y de entes privados acerca del estado actual de las masas forestales en todo el planeta, llegando, en el caso de España, a conclusiones dispares:

- España es el segundo país de la Unión Europea (UE) con más superficie forestal (el 57% de su territorio), siendo superado únicamente por Suecia (el 75% de su territorio).

- A cada español le corresponden una media de 380 árboles de diferentes edades y especies.

- Se calcula que en nuestros bosques habitan más de 8.000 especies diferentes de plantas, muchas de ellas exclusivas (endémicas), siendo los líderes en biodiversidad dentro de la Unión Europea (UE).

Son buenos datos, sin duda esperanzadores, pero existen varios puntos que convienen ser matizados, y acercarnos a una realidad que no puede expresarse solo con cifras. Por ejemplo, se habla de 'superficie forestal' metiendo en el mismo saco a los monocultivos forestales de eucaliptos o de coníferas, la vegetación de sucesión que surge tras el abandono de los cultivos o de los bosques autóctonos. Es más, aquí radica uno de los problemas fundamentales de las selvas ibéricas: en los dos últimos siglos, el bosque autóctono ha perdido espacio de manera alarmante, especialmente las especies más representativas como la encina, el roble y el alcornoque, que han sido en su mayoría sustituidas por pinos y por eucaliptos. Además, en España no quedan bosques primarios (aquellos que no han sufrido modificación alguna por causas antrópicas), sino solo pequeñas superficies intactas en zonas del Pirineo y de la Cordillera Cantábrica.

En cuanto a la conservación, los datos no son nada favorables. Poco más del 2% de la superficie forestal española está bajo alguna figura de protección, aunque ni siquiera la mitad corresponde a bosque autóctono maduro, del que en España apenas quedan unas 89.000 hectáreas (un ridículo 0'3% de la superficie forestal potencial). Otro dato que tiende a olvidarse en los informes oficiales es que el 18'2% de la superficie de nuestro territorio sufre procesos de erosión extrema, siendo la desertización uno de los problemas más graves y acuciantes que nos afectan.


Eso sí, aquí plantamos árboles como nadie, casi al mismo ritmo que estuvimos plantando ladrillos en las últimas décadas, y es que a la Administración le encanta hacer algo que se pueda cuantificar en lugar de invertir en una verdadera conservación. El ritmo de reforestación español es el más alto de Europa, y, después de China, el segundo de todo el mundo.

En nuestro país hace ya muchos años que no miramos al bosque, parece le hemos dado la espalda. Solo el 13% de la superficie forestal cuenta con planes de gestión, lo cual lleva a pensar que no es rentable. Este desafecto es la causa de que durante siglos se hayan querido exprimir al máximo los recursos madereros y se talaran árboles con el fin de ganar terrenos para pastos y/o cultivos. Si esto es así en España, la situación a escala mundial es aún peor: anualmente se pierden más de 14 millones de hectáreas de bosques debido a la sobreexplotación y a la tala ilegal. Para frenar dicha pérdida de biodiversidad, en el año 1993 se creó el Consejo de Administración Forestal (FSC en sus siglas inglesas), una organización internacional sin ánimo de lucro que se dedica a certificar los productos madereros extraídos y elaborados bajo criterios ecológicos, sostenibles y socialmente justos. Se financia mediante las cuotas de inscripción y de acreditación, así como de las donaciones; y no permite el apoyo económico de la industria maderera para conservar así su independencia.

Según WWF, España es uno de los principales países de la Unión Europea (UE) donde se recibe madera proveniente de talas ilegales, por lo que aquí la certificación FSC es aún más necesaria.


Todo ello nos lleva a pensar que la solución no pasa por incrementar una reforestación a menudo fraudulenta y cimentada en intereses económicos, sino más bien por evitar una deforestación camuflada por las palabras 'progreso' y 'bienestar'. Nuestro bienestar es, a su vez, el bienestar de la propia Naturaleza.

Considero apropiado despedir este importante artículo con las palabras del escritor libanés Khalil Gibran: "los árboles son los poemas que la tierra escribe en el cielo. Los abatimos y los transformamos en papel para poder anotar nuestro vacío".

sábado, 16 de abril de 2016

Microcosmos

Hace pocos días tuve la oportunidad de ver un documental llamado Microcosmos, que hablaba acerca de la vida de los artrópodos allí donde todos podríamos observarlos, pero no lo hacemos: en una simple pradera.

En el mismo se trata de explicar de qué manera tan diferente pueden afrontar el tiempo los seres vivos:

Una hora, como un día.
Un día, como una estación.
Una estación, toda una vida.


La calidad cinematográfica de este documental hace el resto, que no es poco. Pulsando aquí podréis leer su crítica en FilmAffinity.

Espero que lo disfrutéis.



viernes, 4 de marzo de 2016

Entrevista a Daniel Fernández

Pocas entrevistas serán tan placenteras como la que presento a continuación:

Se la realizo a Daniel Fernández: licenciado en Periodismo y en Ciencias Políticas. Máster en Análisis Político y, actualmente, doctorando sobre el Amor en la Teoría Política. Cinéfilo y lector empedernido, cinturón negro de taekwondo, jugador (porque es un juego) de baloncesto, amante de los paseos y de los vinos oportunos, etcétera. Pero, sobre todo, también un gran amigo.

Espero que os guste.
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Como hay confianza, Daniel, vamos directamente a por las preguntas.

Somos Parte

Además de politólogo, ejerciste el periodismo tanto en Público como en 20 minutos. Supongo que lo sabrás, pero dicho oficio es uno de los peor valorados por la sociedad actual. ¿A qué crees que se debe?

Daniel Fernández

En primer lugar, Mario, gracias por tu preguntas. Es un placer responderlas.

En efecto, según las encuestas de los últimos años el periodismo es un oficio mal valorado por los españoles. Sin embargo, son valoraciones extraídas de cuestionarios que no admiten puntualizaciones. Recientemente, he sido entrevistado por Metroscopia sobre el panorama político y las preguntas solo admitían una respuesta sobre un abanico de cuatro opciones posibles, en el mejor de los casos, por lo que resulta atrevido aventurarse sobre realidades encriptadas estadísticamente.

No obstante, voy a intentar ofrecer una explicación que, adelanto, será incompleta.  

En mi opinión, los ciudadanos perciben en los periodistas un ánimo no de revelar, sino de imponer; no de ilustrar, sino de persuadir. Es una afirmación de trazo grueso y, por lo tanto, injusta, pero es un fenómeno presente a diario: pensemos en Federico Jiménez Losantos diciendo en antena que abriría fuego contra integrantes de Podemos si llevara un arma; en el uso fraudulento que el gobierno de Esperanza Aguirre hizo de Telemadrid, del que hemos sido puntualmente informados en fechas recientes; o en las vergonzantes portadas de multitud de periódicos (focalizar en uno sería indecoroso, porque todos han faltado con mayor o menor gravedad a la verdad, independientemente de su signo) publicados en España. Ello se debe no solo a una motivación ideológica, ya que es notorio que los medios pertenecen a empresas con una línea editorial que los comunicadores deben seguir, sino además a que la información se vende. Ello implica que, en un número de oportunidades peligrosamente alto, todo vale a la hora de lograr visitas, audiencia o venta de diarios. Es una práctica dudosa, pero se intenta justificar arguyendo que los medios son firmas que deben generar dinero para sobrevivir. Y en los entes públicos, que perviven gracias al dinero estatal, la intromisión no es menor, ya que los poderes gubernamentales intervienen sin reparo en ellos con el fin de orientarlos en la dirección del partido de turno.

En el instante en que la alternativa a generar ganancias es morir, la libertad de ejercicio se pierde. Por ahí, el sector aún no ha encontrado un modelo que permita la viabilidad del medio al tiempo que protege su independencia y buen hacer, de la misma forma que no ha generado una protección contra la intromisión del espectáculo en la información (diríamos con razón que lo ha incorporado gustoso, viendo el aumento de las audiencias que reporta), una perversión de primer orden. Y, dado que la presencia del capital es conditio per quam, la inercia rema a favor de una concentración mediática mayor, por lo que la pluralidad se verá exponencialmente afectada en los próximos años. 

Finalmente, intuyo que, en plena crisis, es natural que la percepción de la realidad se torne especialmente crítica y pesimista. Los periodistas, integrantes de tal realidad, son objeto del juicio severo de los ciudadanos.

Somos Parte

Quizá la mala fama debería de atribuirse al medio antes que a la persona, ¿no crees? Existen casos de coacción hacia el periodista a la hora de publicar y de interpretar un artículo, que siempre será de carácter subjetivo.

Daniel Fernández

En última instancia, la responsabilidad recae sobre el responsable, o así habría de ser. Ahora bien, atendiendo a la valoración del periodismo entre la población, es fácil saber quiénes son Matías Prats, Paco González o Eduardo Inda, pero los nombres de los que realmente operan en Antena 3, la Cadena Cope o el diario EL MUNDO, por decir tres medios al azar, son opacos. La lectura de Traficantes de información, de Pascual Serrano, es reveladora al respecto.   

Por mi parte, extraño la presencia de periodistas juiciosos y con sentido común. Afortunadamente, siempre hay excepciones, por ejemplo, Iñaki Gabilondo. Es un hombre con afinidades, igual que todo ser viviente, pero sus observaciones proceden de una reflexión calma y experimentada, por eso sus intervenciones generan la impresión de sembrar silencio entre el ruido. Valoro especialmente su mirada, porque se aparta de la voluntad de enfrentamiento imperante y opta por proyectar luz en un tiempo – digámoslo – en el que predominan las sombras.

A los interesados en un análisis reposado y sabio de la realidad periodística de hoy día (¡qué injusto reducirlo a lo periodístico!), remito al discurso de recepción del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2014 por parte de Ramón Andrés, accesible en Internet. Una joya.

Somos Parte

Cazadores de noticias como mercancía, parece. La Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) vela por la privacidad individual de las personas, aunque posteriormente las mismas no duden en hacerla pública a través de las redes sociales. ¿Dónde se encuentra esa fina línea que separa el derecho a la información con el derecho a dicha privacidad?

Daniel Fernández

Sin la reflexión profunda que requiere y sin una formación jurídica óptima, diría que desde el punto de vista del interesado la clave es su voluntariedad de ser mostrado públicamente, al tiempo que desde la perspectiva del ciudadano el punto es la necesidad de ser informado de temas de relevancia pública. Son dos premisas difíciles de conciliar, de ahí que existan juristas que han elaborado leyes con el objetivo de lograrlo.

Hay ejemplos ilustrativos de la dificultad de responder a tu pregunta, Mario. Pienso en un episodio reciente en el que Francisco Rivera Ordóñez se hizo fotografiar toreando con su hija de cinco meses en brazos, imagen que después subió a las redes sociales y por la que ha sido llamado a declarar frente a la Fiscalía del Menor de Sevilla. De un evento privado se pasa a su publicitación y de ahí a un problema político, ya que una instancia pública se ha visto obligada a intervenir.

Las redes sociales han inaugurado un espacio al que aún no hemos tomado la medida, apenas hemos empezado a entender sus implicaciones.

Somos Parte

En la política, esa información siempre será un punto a favor (transparencia, le llaman). Buscamos continuamente a personas modélicas que prediquen con el ejemplo, que nos representen. ¿Es posible que queramos que tengan todos esos principios que a muchos de nosotros nos faltan? ¿Existe el político perfecto?

Daniel Fernández

El político perfecto es toda persona interesada en lo público y que goce de la facultad de involucrarse en ello (en nuestros tiempos, es preciso puntualizarlo). El origen de la democracia es la participación, sin embargo, hoy se ha instalado la lógica de la representación, según la cual una serie de personas administran los asuntos de la ciudadanía. Es una ficción sobre la que Hanna Pitkin reflexionó brillantemente: representar es hacer presente una ausencia. Y los ausentes, sobra decirlo, somos nosotros, los ciudadanos. Decía Cornelius Castoriadis, un pensador político de altura, que “a gobernar se aprende gobernando”, de lo que podemos inferir que se nos ha extraído la posibilidad de aprender a gestionarnos, salvando los espacios próximos y reducidos que siguen permitiendo la intervención ciudadana.

La representación, además, se ha blindado: el mandato representativo ha reemplazado al imperativo, que permitía revocar del cargo a un representante público si la ciudadanía decidía que así debía ser. Han atrancado el cerrojo y después han tirado la llave. Por cierto, recientemente he escuchado a Felipe González decir que el mandato imperativo es una idea de Hugo Chávez, cuando en realidad su origen se remonta a la Revolución francesa. Es verdad que Chávez lo introdujo en Venezuela a nivel local, pero la intención del expresidente español era plantear un paralelismo entre el chavismo y los postulados de Podemos.          

Han existido varias líneas de pensamiento que han reflexionado sobre la naturaleza de los representantes. En la pregunta aludes al gobierno de los mejores, una tradición que viene de la aristocracia teorizada por Aristóteles (solo que los aristoi no representaban a otros que no fueran ellos mismos) y que ha experimentado un largo recorrido en Europa. Sin embargo, los mejores no son mayoría, de ahí que se originara una línea opuesta que planteaba que el representante debía asimilarse al representado. Pablo Iglesias, cuando recuerda que compra su ropa en Alcampo, alude intencionadamente a dicha corriente.

Teorías a un lado, es natural que se exija a quien va a llevar las riendas de la política de un Estado que reúna atributos positivos, seamos portadores de ellos o no.

Somos Parte

Como ya pregunté a Rosa Martínez cuando le entrevisté, una cualidad que en general sí les falta es la conciencia ecológica. Debate que se obvia y que juega claramente en nuestra contra. No tiene un tirón sensacionalista (electoralista), ni se puede apreciar a corto plazo. No se escucha en las noticias. ¿Qué crees que ocurre, Daniel?

Daniel Fernández

Es una cuestión de hondura porque alude a nuestra percepción de la naturaleza, y hablo en términos de especie. No nos reconocemos parte de ella, sino que la hemos plegado a nuestras urgencias; no nos sentimos en un hogar al que cuidar, sino en un espacio que debe procurarnos lo que pidamos, rebasando incluso sus límites. El ser humano se ha escindido de la naturaleza, ya por aires de grandeza, ya por olvido, ¡qué bien nos lo recuerda Yann Arthus-Bertrand en sus documentales! Hoy ya no somos habitantes de la Tierra que viven en armonía con el resto de especies animales y vegetales, somos su carcoma.

Estoy de acuerdo contigo en que no se entiende que el climático es un problema que requiere ser afrontado rápidamente. Pienso con amargura que solo lo enfrentaremos cuando el globo se infarte del todo. Nos imagino igual que el fumador que, después de desoír las advertencias de su médico, solo abandona el tabaco después de una angina de pecho. Aun así, temo que seguiríamos fumando.

Somos Parte

Algo que sí ha favorecido al Medio Ambiente es el cine. ¿O ha sido al revés?

Daniel Fernández

El cine se relaciona con la realidad, y el medio ambiente es parte de ella. Entre ellos existirá siempre una relación recíproca: el cine ayuda a dar visibilidad a las maravillas y miserias de la naturaleza, de la misma forma que ésta obliga a aquél a explorar espacios y formas de rodar nuevas. Grandes películas han hecho del medio ambiente un protagonista inexcusable: La princesa Mononoke o Fitzcarraldo, por ejemplo; o, sin irnos lejos, El abrazo de la serpiente, una obra colombiana estrenada recientemente en España.

Somos Parte

Muchos son los documentales y las películas que tratan de crear conciencia. No obstante, a la vez también tratan de generar cierta riqueza hacia quienes los realizan y producen. ¿Nos hallamos ante una posible contradicción? ¿O acaso el capital y el ecologismo están destinados a ir de la mano?

Daniel Fernández

Dudo que los documentales y las películas sobre naturaleza generen cantidades ingentes de dinero, con las debidas excepciones (pienso en Una verdad incómoda, que fue un éxito), por lo que imagino que los realizadores no se han enriquecido especialmente con ellas. Aun así, no veo una incoherencia, pongamos, en que Sean Penn hiciera dinero con Hacia rutas salvajes si con ella hizo cuestionarse a miles de personas sus hábitos de vida. Y no digamos si solo una de ellas llegó efectivamente a cambiarlos, ¡sería una victoria! Igual podríamos decir de otros documentales relevantes en los últimos tiempos: Earthlings, Human, Zeitgeist...

El problema no es la recaudación de la taquilla o el sueldo que han percibido los directores por una obra, sino las grandes corporaciones que explotan tierra, mar y aire; los gobiernos que no interceden para que revertir la emisión de gases peligrosos; el crecimiento incontrolado de la población mundial; la desigualdad entre continentes, países y personas; la irreflexión sobre nuestro consumo y el gasto que producimos, etc.

Somos Parte

Si consideramos al cine como medio de información, y con ello lo podemos relacionar al periodismo, ¿por qué los artistas gozan de tan buena salud mediática? Los circos, bien lo sabes, son bastante parecidos.

Daniel Fernández

Periodistas y artistas plasman y recrean la realidad, nos forman para afrontarla, no obstante, sus intenciones y prácticas son impares.

Los periodistas informan, valga recordarlo, con una vocación de inmediatez. El resultado es que, un segundo después, la noticia ha sido suplida por otra nueva. Es un proceso infinito, al tiempo que espurio, ya que nos obligaría a invertir un tiempo ingente de nuestra vida en informarnos sobre un evento que al día siguiente será caduco. De ahí que en las facultades de Ciencias de la Información, con razón, se advierta insistentemente de los peligros de la burbuja de información que hoy se alimenta a diario. 

El arte, sin embargo, posee vocación de permanencia y se dirige al espíritu. El arte nos pregunta, nos amplía, nos explora. No hay una obra que reemplace a otra, todas son imprescindibles y únicas. Estoy con Andrei Tarkovski cuando, en su Esculpir el tiempo, y cito de memoria, afirmaba que la obra artística verdadera ha de enfrentarse a la naturaleza humana.

En mi opinión, el periodismo, a fuerza de ahitarse, ha incrementado el ruido, y no pierdo de vista que es un oficio imprescindible –no en vano, los periodistas ayudan a formar nuestra memoria desde que en el siglo XVII se fundó el primer diario en Suecia–. Sin embargo, el arte viene a hacernos personas, nos invita a introducirnos en nosotros mismos, a decirnos, según iniciaba Søren Kierkegaard su Tratado de desesperación, que somos fundamentalmente espíritu.   

Honestamente, ignoro si los artistas reciben un trato especialmente amable en los medios. Sería un cuidado bien recibido, desde luego, pero observo, especialmente en la televisión, que se reserva un espacio mayor al deporte y la prensa rosa, por decir dos ejemplos, que al arte, sea del tipo que sea. Siempre hay reductos (Días de Cine, Radio Clásica, El Cultural…), pero son minoría.

Somos Parte

Los filósofos también suelen recibir buenas opiniones, aunque a menudo por 'postureo' más que por conocimiento. Platón o Aristóteles, por ejemplo. No obstante, ambos defendían a la aristocracia como forma de hacer política, pues la definían como “el gobierno de los mejores”. En cambio, pensaban que la democracia era “el gobierno de los pobres”. ¿En qué crees que se equivocaban, si es que lo hacían?

Daniel Fernández

Existe un término, probablemente menos célebre que el resto, usado por los antiguos griegos para designar peyorativamente al gobierno de la mayoría, la oclocracia, que vendría a traducirse por el gobierno de la muchedumbre o del populacho.

Platón y Aristóteles son fundamentales en el pensamiento occidental, es indiscutible, pero no olvidemos que Platón vio cómo la democracia llevó a la muerte a su maestro, episodio que marcó su pensamiento: el juicio de Sócrates es a la vida de Platón lo que el nacionalsocialismo a la de Hannah Arendt, por recordar un ejemplo reconocible. Basta decir, ya que no es lugar de profundizar en su teoría política, que Platón no fue un demócrata. Aristóteles, por su lado, vino al mundo cuando la democracia griega ya era un régimen extinto, es decir, su idea de lo que fue la política en la Atenas de la segunda mitad del siglo V a.C. vino formada en gran medida por la visión de su maestro en la Academia.

Hoy, viendo quiénes mueven los hilos del poder y a quién se expulsa del sistema, temo que la democracia es más el régimen de los ricos que de los pobres.

Somos Parte

Mi profesor de Prehistoria nos contó que, en una conferencia, alguien propuso la pregunta de si el ser humano no había evolucionado demasiado, hasta el punto de poner en riesgo a su propia especie. El político John Fitzgerald Kennedy dijo lo siguiente: “la democracia es una forma superior de gobierno, pues se basa en el respeto del hombre como ser racional”. ¿Confundimos raciocinio con ego?

Daniel Fernández

Pienso que no es un problema de evolución, un planteamiento afín a la idea progreso, sino de entendimiento de la humanidad, el nombre abstracto que igualamos con “benignidad, mansedumbre, afabilidad”, según el Diccionario de la Real Academia. El ser humano no es solo benigno, manso y afable: es cruel, mísero y cobarde, de forma que si se pone en peligro a sí mismo es precisamente por su humanidad. Hablando del ego, Sigmund Freud escribía en El malestar en la cultura que los hombres no son únicamente buenos o malos, sino que son buenos y malos según la circunstancia. Y llevaba razón, por peligroso y reduccionista que sea el uso de tales categorías. Pienso que es urgente darnos cuenta de ello, fomentaremos el entendimiento y evitaremos el incumplimiento de expectativas.

Ahora bien, una vez que la humanidad implica aludir también a los rasgos oscuros de la naturaleza humana, es preciso controlarlos y fomentar las cualidades amables, qué duda cabe.

Occidente ha encontrado en la razón al katejon de las pasiones, una premisa aventurada por lo que olvida en el camino, pero viene con nosotros, al menos, desde los griegos. La democracia se ha alimentado de la razón, es innegable, pero ha sido igualmente nutrida por los afectos, desde la philía de Aristóteles al amor político teorizado en nuestra época por Martha Nussbaum. Por ello, diría que la segunda parte de la frase de Kennedy, a mi juicio, es más un planteamiento sesgado que un final certero a una máxima perdurable.

Queramos o no, el ser humano es finitud e inmortalidad; deidad y criatura; gracia y miseria; duda y certeza; carne y espíritu; razón, pasión y fe. El destino de los hombres es ser límite, según explicó Eugenio Trías, una de las presencias añoradas de nuestro país. Somos el pozo mirando fijamente al cielo de Fernando Pessoa. Es misión de todas las generaciones intentar que el bien prime sobre el mal, de otra forma llegaríamos a una realidad peligrosamente próxima a la que vivimos hoy.


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Lo dicho, ha sido un auténtico placer.

domingo, 21 de febrero de 2016

Billete a la corrupción

Según el Banco Central Europeo (BCE), el 56% de los/as ciudadanos de Europa nunca han tocado un billete de 500€. Si los empresarios tampoco lo consideran interesante para las transacciones económicas, y cada vez se imponen más los medios de pago electrónico entre los consumidores, ¿qué sentido puede tener que más del 30% del valor de los euros en circulación tengan la forma de dichos billetes? Esta pregunta permanece sin respuesta desde el mismo momento de su creación, hace ya más de catorce años. Las advertencias al respecto de organismos en contra del fraude, así como de cuerpos policiales, han sido menospreciadas.


Se da por supuesto que el BCE aceptó una petición de países como Alemania, Holanda y Austria, donde reclamaban un billete de alto valor debido a que "era parte de su cultura monetaria". Nació así el billete de 500€, solo superado en el mundo por el de 1.000 francos suizos (909€) y el de 10.000$ de Singapur (66.357€).

Ya en los albores de su nacimiento, algunas voces pronosticaron que se convertiría en una sabrosa divisa para los/as delincuentes, y no hubo que dejar transcurrir demasiado tiempo para detectar su uso extensivo entre los narcotraficantes colombianos. Había alguna razón de peso: un millón de euros en billetes de 500€ pesan en torno a 2'2 kilogramos, ocupando un volumen aproximado de tres litros y pudiendo caber, por ejemplo, en un bolso mediano.

Fueron tantas las operaciones en aduanas y en aeropuertos, que a nadie le sorprendió que, en el año 2010, el Banco de Inglaterra recomendara a las entidades no distribuirlos; ya que, según informes policiales, el 90% de estos billetes en el Reino Unido estaban en manos de organizaciones criminales. El último informe de Europol llega a una conclusión parecida: no todo su uso es delictivo, claro, pero está acreditado que todas las organizaciones delictivas lo tienen como su divisa favorita.


Las unidades policiales fueron sumando experiencias:

En el pasado año 2006, tras el descubrimiento de una enorme estafa financiera en España con cientos de miles de afectados (Fórum Filatético y Afinsa), la policía entró en el chalé de uno de los imputados y, además de hallar una discoteca privada y algunas obras de arte, descubrió tras un falso tabique una bolsa con doce millones de euros en billetes de 500. Aquello fue un récord, pero no el único.

En Portugal, la detención de un general del ejército angoleño que había creado una fundación en Lisboa con intenciones poco claras, permitió encontrar en uno de sus apartamentos un paquete con ocho millones de euros, naturalmente también en billetes de 500.

Unas tras otras se sucedían operaciones con resultados parecidos; hasta la más reciente Operación Emperador, también en España, y dirigida por el chino Gao Ping, donde se blanquearon entre 800 y 1.200 millones de euros en cuatro años. La fase del lavado era muy sencilla: los chinos sacaban el dinero de España en sus viajes hacia China para visitar a la familia.


Por continuar con el caso español, los datos evidencian cómo a los años dorados del ladrillo (el 26'68% de los billetes de 500€ en circulación en Europa en enero del año 2007) siguió una evidente caída. Pero ahora se observa otro dato singular: el 79'36% del valor de los billetes en circulación en España corresponden a los de 500€ y 200€, un incremento sin igual en otros países de la eurozona. La cuestión es que, por efecto de la crisis, además de atractivo para los/as delincuentes, el billete de 500€ se está convirtiendo en un valor refugio para la economía sumergida (guardar el dinero en casa aparece como una opción cada vez más utilizada).

Como consecuencia de todo esto, y sumando la creencia de que dichos billetes han podido llegar a financiar al terrorismo yihadista, la Unión Europea (UE) tiene la firme intención de retirar su circulación. Personalmente espero que así se haga, aunque todos/as sabemos que del dicho al hecho hay un trecho.

sábado, 13 de febrero de 2016

Política

En la filosofía medieval aprendimos a que la política se encontraba normalmente por debajo de la ética. El comportamiento individual y las leyes naturales debían de guiar nuestras acciones hasta el punto se llegar a corromper nuestras emociones. Digamos que era una época en la que muy pocos podían dejarse llevar por las pasiones. No como ahora.

Para las personas que nos gusta la acción política, el contexto actual es muy bonito. Lleva a la misma hasta su propia base, que se cimienta en el diálogo y en su resultante entendimiento. Un contexto en el que la retórica (el arte de persuadir) ha de estar a la altura. No obstante, también se encuentra teñido de contradicciones y de opacidades que nada le benefician.


A menudo, quienes acceden al poder declaran que no lo deseaban, que se han plegado a tal sacrificio por responsabilidad, que no podían sustraerse de dicho deber, etcétera. Sorprende ciertamente que se crean dotados de la suficiente fuerza de alma para ejercer el dominio, cuando carecen de la misma para rechazarlo. Porque lo cierto es que nadie ha sido jamás constreñido para gobernar, sino todo lo contrario: muchos, a lo largo de la historia, han llegado a poner en juego su vida y la de los demás para hacerlo.

Tan sobrados andamos de politicones como menesterosos de genuinos. Politiquear es un verbo que se conjuga poco, si bien no por falta de ocasiones. Esta degeneración del arte de la política consiste en contactar con la realidad a través de estímulos sensacionalistas. La improductividad de ese ejercicio lleva al politicón a percibirse como limosnero del azar, y a buscar legitimidad en lo impredecible del resultado.

Si el azar es el árbitro de todo, es legítimo autoconcederse indulgencia por la personal impotencia. Él se sospecha a sí mismo como un placebo inocuo. Sus decretos son un expediente de compasión cuya única finalidad es la eventual eficacia en sugestionar al administrado, haciéndole creer que hay remedios para su dolencia y voluntad de administrárselos.

Hay algo de lúcido en ella, pues es cierto que las sociedades no se cambian por decreto. Es un sistema complejo que, si bien puede ser remodelado, escapa a la mera decisión consciente de los/as individuos. La historia universal enseña que sus epifanías son hijas de al menos tres madres: la causalidad, el azar y la libertad humana. Domesticar a la primera y a la última para neutralizar a la segunda. Si el poder es su herramienta, el pensamiento y la acción han de ser su séquito.


Todos los hombres y todas las mujeres tienen dos manos, pero no todos tienen el don de esculpir. Todos pueden pensar y actuar en aquel ágora que existía en la Antigua Grecia, pero no todos están dotados para entender la política. El poeta Friedrich Hölderin dijo: "lo que ha hecho siempre del Estado un infierno en la Tierra ha sido precisamente el intento del hombre de convertirlo en su Cielo", y por lástima tengo que estar de acuerdo.

En mi humilde opinión, toda interpretación es un ejercicio de subjetividad nacido del íntimo diálogo entre el sujeto y la obra. Lo bueno no se destruye con la crítica, sino que lo convierte más y más en sí mismo. Y lo malo no es siempre tan malo, sino en demasiadas ocasiones nuestro propio ejemplo: "exactamente los mismos defectos que al aparecer en las funciones del Estado atribuimos a la vieja política, los encontramos en todas las operaciones privadas de los ciudadanos. La economía de los particulares adolece de los mismos vicios que las finanzas públicas. La incompetencia del ministro y del parlamentario, su arbitrariedad y su caciquismo, reaparecen en el ingeniero, en el intelectual, en el agricultor, en el catedrático, en el médico, en el escritor, etcétera". Palabras del filósofo José Ortega y Gasset.


En definitiva, el político es una persona con una vocación y unas capacidades determinadas; pero no es alguien diferente al resto, sino del mismo barro. Lo cual convierte a la propia política también en barro. "Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra", dijo el apóstol Juan. Antes de terminar la frase, hoy en día todos los demagogos ya la habrían lanzado.

Despediré este texto, que habla de la naturaleza humana, con unas palabras del escritor Francisco de Quevedo: "nadie merece el buen nombre de ministro u hombre de Estado, sino el que nunca con deslealtad ofendió el lustre de su nombre y reputación, el que tiene perfecta noticia de los hombres, de los negocios y de las tierras, el que en todos los casos que pueden suceder está advertido, y no tiene a los demás por ignorantes: el que no presume de saberlo todo ni lleva las cosas siempre por su camino, si bien no se desvía un punto del bueno y verdadero; cuyo parecer carece de ordinario de todo lo que huele a lisonja o cobarde servidumbre; el que no antepone su interés al bien público, ni determina con enojo, interés o ira, o precipitación, cuatro peligrosos escollos donde se suelen abrir los entendimientos más vivos e irse a fondo; al fin el que tiene orden en sus discursos, juicio en sus escritos, entereza en sus pareceres, constancia y secreto en lo que se le encarga, diligencia y fidelidad en lo que determina. Y estas cosas todas piden no solo ingenio, buen natural y una viva fuerza de entendimiento, sino también una larga experiencia de los negocios públicos, que es en lo que consiste la ciencia real, que llaman razón de Estado, o prudencia política, para cuya noticia y práctica fue siempre corto el término de la vida".

viernes, 5 de febrero de 2016

COP21, otra cumbre más

El pasado día 11 de diciembre del 2015 terminó en París la XXI Conferencia sobre el Cambio Climático. A ella acudieron representantes de 195 países, y participaron más de 40.000 personas. Un récord histórico que preveía la posibilidad de alcanzar un gran acuerdo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

El caso es que dicho acuerdo fue alcanzado, sorprendiendo a muchos/as, pero siendo insuficiente para un planeta donde la humanidad parece tener los siglos contados. Un acuerdo que, no entiendo por qué, no se pondrá en práctica hasta el próximo año 2020. Como si nos sobraran los años, vaya.


Hace tiempo publiqué un artículo en el que detallaba lo conseguido en las anteriores Cumbres del Clima: Un teatro con malos actores. Prácticamente nada. Tan solo el postureo que un país, como si fuera una empresa privada, realiza para adquirir una buena reputación que le presuponga la conciencia de la que carece. El fin es claramente económico: intensificar sus exportaciones y, por tanto, así beneficiar a su economía. Ese crecimiento infinito que tiene como única explicación la naturaleza instintiva del ser humano: "lo que más ansía el/la poderoso/a es conseguir más poder".


El papel tanto de China como de EEUU era crucial en esta reunión. Son los países del mundo con mayores emisiones de CO2 a la atmósfera, y que no cumplieron con el objetivo que un 'cobarde' Protocolo de Kyoto les propuso (EEUU ni lo ratificó). Algo que España sí consiguió a través de su compra de emisiones a países del este de Europa. Sí, un lamentable mercado de contaminación.

Considero que un aspecto crucial en este tipo de negociaciones es el que abarcan las sanciones por incumplimiento. Dichas sanciones, en relación con los beneficios que aportan saltarse los acuerdos alcanzados, resultan irrisorias. Si consigues 50 y te multan con 10, tratarás de conseguir más veces 50. Pues bien, la COP21 le concede la responsabilidad sobre todo al sector privado, el cual tiene una historia de preocuparse más por sus intereses particulares que por el bienestar global.

Estas son algunas de las medidas pactadas:

- Mantener la temperatura media anual muy por debajo de los 2ºC respecto a los niveles preindustriales (2ºC ya son demasiados).

- 187 de los 195 países se han comprometido a luchar contra el cambio climático (cuánta ambigüedad).

- Limitar las emisiones a la atmósfera tan pronto como sea posible (más ambigüedad).

- Financiar la mitigación y la adaptación en los estados en desarrollo (a los cuales se les continúa empobreciendo).

Todo ello tiene un carácter vinculante, y será revisado cada cinco años.


Es inevitable, a su vez, no hablar de conflictos armados (de guerras, vamos) en el contexto social actual. También hace tiempo que escribí Guerra también ambiental, una pequeña reflexión acerca de cómo estas afectaban al planeta. Es ridículo, por tanto, pensar que la posición de Francia en la COP21 es sincera, cuando sus bombardeos sobre Siria no cesan, e incluso se verán incrementados.

En definitiva, podemos afirmar que el ser humano está lleno de contradicciones. Tan solo me queda añadir una frase de Jonas Salk al respecto: "si desaparecieran todos los insectos de la Tierra, en menos de cincuenta años desaparecería toda la vida. Si todos los seres humanos desparecieran de la Tierra, en menos de cincuenta años todas las formas de vida florecerían".

miércoles, 27 de enero de 2016

Entrevista a Rosa Martínez

Ya ha pasado más de un mes desde las elecciones generales del día 20 de diciembre. Las mismas supusieron el fin del bipartidismo en la política española, y, por tanto, también el fin de las 'antidemocráticas' mayorías absolutas.

Nuevos partidos han accedido al Congreso de los Diputados, y yo tengo el placer de entrevistar a Rosa Martínez: diputada de EQUO (Podemos) por Bizkaia. Todo un privilegio que espero que vosotros/as también disfrutéis.
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Es la primera vez que entrevisto a una diputada del Congreso, después de hacerlo con Gaspar Llamazares cuando era diputado por Izquierda Unida (IU). Por tanto, Rosa, he de decirte que tengo muchas ganas de comenzarla. Allá vamos:


Somos Parte

No es tan habitual que una politóloga termine siendo política. Actualmente los escaños están ocupados sobre todo por juristas y por economistas. ¿Por qué crees que ocurre?

Rosa Martínez

En realidad, hasta ahora la mayor parte de las personas que entran en política son funcionarios de carrera, y juristas y economistas predominan entre los técnicos superiores. Hay muchas razones que pueden explicar por qué la administración es la cantera de las élites políticas. Una de ellas es que la aventura política no supone un riesgo en su carrera profesional, pues siempre pueden volver a su puesto de trabajo, algo que en la empresa privada no ocurre. Sin embargo, creo que mucha gente de la que hemos entrado en el parlamento en esta legislatura rompemos con esa tendencia de que la política solo se puede hacer desde un cierto bagaje profesional y educativo.

Somos Parte

Según explicas en tu presentación en tu página web, fuiste uno de los cerebros que se nos marcharon al extranjero. Escribes textualmente que te “asfixiaba la Facultad”. ¿Te sentías identificada con todos/as los/as jóvenes que también se han tenido que ir debido a que veían que su amplia formación no les proporcionaba trabajo alguno?

Rosa Martínez

La situación era diferente. Yo me fui a finales de los años 90, y no me vi obligada por falta de oportunidades. Sentía que había algo más que aprender y que vivir fuera de la línea 'facultad-master-trabajo', que era más o menos la lógica de las personas que nos licenciábamos en aquellos años. Encontrar trabajo no era automático, pero acababas encontrando algo. Me fui para un año y me quedé más de cuatro; porque sí, había más oportunidades y mejores condiciones de trabajo. Algo que era muy evidente en el campo de la ingeniería, donde los puestos que se ofrecían eran más punteros y con unas condiciones impensables en España para alguien recién salido de la facultad

Somos Parte

El caso es que regresaste, y, en el pasado año 2011, comenzaste con tu militancia en EQUO. ¿Qué fue lo que te llamó de este partido para ser el primero al que pertenecieras?

Rosa Martínez

EQUO me atrajo por dos razones: una, la horizontalidad y la democracia interna de una organización nueva, en la que habría igualdad de oportunidades y posibilidad de ser escuchada (algo impensable en los partidos existentes hasta entonces). Y dos, el discurso, por supuesto. Al leer el manifiesto, sentí que por fin alguien ponía en el mismo nivel y de una manera interrelacionda la democracia, los derechos y la sostenibilidad. Me cuadraba con lo que yo sentía que tenían que ser la política. Luego supe que esa manera de ver las cosas se llamaba ecología política, y era la que los verdes llevaban años defendiendo.

Somos Parte

Además de politóloga, te consideras ecologista. De hecho, serás la primera mujer de un partido declarado como ecologista en la historia del parlamento español. Una mezcla entre alegría por conseguirlo y de pena porque en el año 2016 esto aún no haya ocurrido, ¿no crees? ¿Cuál piensas que es el papel del ecologismo en España en comparación con otros países de Europa?

Rosa Martínez

Ser ecologista no es un 'además', sino algo que vertebra tu visión del mundo, de la sociedad y de la política. El papel del ecologismo en España debe ser el mismo que en cualquier país del mundo: ayudar a construir un nuevo modelo productivo y de consumo, que asegure los derechos de las personas respetando los límites del planeta. Y en España, concretamente, eso pasa prioritaria y urgentemente por la transformación del modelo energético. Los grandes retos planetarios: pobreza, cambio climático, migraciones, paz y seguridad, están directamente relacionados con la ecología.

Somos Parte

¿Cómo será la Rosa Martínez que podremos ver en la Cámara Baja?

Rosa Martínez

Pues no será muy distinta a la que soy en actos o en reuniones políticas, o en mi vida personal. La política tiene que salir de los encorsetamientos protocolarios, de las líneas de liderazgo marcadas por asesores políticos, y moverse en la naturalidad. La cercanía, las sonrisas, el lenguaje y el tono amables no restan ni un ápice de firmeza ni de eficacia. Es más, creo que un discurso y unas formas amables son más difíciles de rebatir porque no estamos acostumbrados a confrontar desde la amabilidad, y el ejemplo perfecto es Manuela Carmena. "Aspiro a ser tierna y subversiva", como decía Petra Kelly.

Somos Parte

Por fin se hablará de ecologismo en el Congreso de los Diputados. Quizá el debate más censurado y a la vez el más importante de todos. ¿Qué es lo que ha ocurrido en la política española para que hayamos llegado a esta opacidad?

Rosa Martínez

El debate ecologista no solo es silenciado y obviado en España, sino en mayor o menor medida en todos los países desarrollados, cuyas economías y los beneficios de sus empresas dependen de la explotación de los recursos naturales sin ningún tipo de control o de criterio de sostenibilidad. Eso se ve claramente en EEUU: los 'lobbys' petroleros y neoliberales han luchado durante años por silenciar y desprestigiar los movimientos contra el cambio climático. Si no interesa el debate ecologista es porque pone en entredicho el corazón mismo del sistema capitalista, que al final, no lo olvidemos, es el que genera las grandes desigualdades del mundo. Y la política, una vez más, se ve sometida y controlada por los grandes poderes económicos a los que un sistema económico con criterios ecológicos les haría perder su preeminencia sobre los derechos de las personas.

Somos Parte

Tres son los diputados que EQUO consiguió en las elecciones del pasado día 20/12/2015. Claramente ha sido beneficiado por su unión a la candidatura de Podemos, pues en las elecciones del año 2011 obtuvo más de 215.000 votos (el mío fue uno de ellos) y se quedó sin un escaño. La pésima Ley Electoral se cebó con vosotros/as entonces, al igual que esta vez lo ha vuelto a hacer con Izquierda Unida (IU). ¿Qué crees que se debe de cambiar al respecto?

Rosa Martínez

La reforma de la ley electoral es una de las prioridades para hacer nuestro sistema político más democrático. Los desequilibrios poblacionales hacen que la circunscripción de la provincia no sea válida para representar la diversidad de la sociedad española en el parlamento, ni que todos los votos valgan lo mismo. Un sistema electoral nacido para asegurar mayorías y dar estabilidad en los inicios de la etapa democrática ya no tiene sentido en una sociedad dinámica, compleja y políticamente mayor de edad.

Somos Parte

A otra cosa. Durante el mes de diciembre te leí escribir en Twitter acerca de la Cumbre del Clima de París. Parece que la misma terminó con un mensaje de esperanza, pero no sería la primera vez que se convierte en papel mojado. Tenemos el ejemplo del Protocolo de Kioto. ¿Crees que debemos de ser optimistas o que no nos debemos de fiar ni un pelo?

Rosa Martínez

El acuerdo de la COP21 es mucho más de lo que se esperaba, pero mucho menos de lo necesario. El que sea un acuerdo alcanzado por más de 190 países, que reconozca la necesidad de actuar para mantener la subida de la temperatura por debajo de los 2ºC es un gran logro. Pero es un fracaso la falta de objetivos concretos y vinculantes para los países, y sobre todo que se fíe la reducción de emisiones a la tecnología y no a dejar de utilizar los combustibles fósiles. La Cumbre del Clima abre la puerta a la acción política y a la presión ciudadana, pero deja a la voluntad de los gobiernos el cumplimiento y los plazos de actuación. Es nuestra responsabilidad, la de los cargos institucionales del cambio en todos los niveles, como de la sociedad civil presionar para que la acción climática sea una prioridad e impregne todas las políticas: la energética, la económica, la industrial, la de movilidad e infraestructuras, etc.

Somos Parte

La COP21 comenzó eclipsada por los atentados de París. Hablar de ellos es también hablar de Medio Ambiente. Hace tres años escribí un artículo llamado Guerra también ambiental, en el que explicaba la evidente relación entre los conflictos bélicos y el cambio climático. ¿Piensas que la guerra que Francia ha declarado contra el ISIS y los continuos bombardeos en Oriente Medio son compatibles con el acuerdo firmado entre brindis y aplausos?

Rosa Martínez

Desde verano, las personas refugiadas que huían de Siria, y la paz y la seguridad en Oriente Medio han estado en el centro del debate político y mediático. Pero lo han hecho desde una perspectiva de 'problema' para Europa, y no como consecuencia de una serie de factores interrelacionados. Durante estos meses he reflexionado sobre el origen climático de la guerra de Siria, la figura de los refugiados climáticos, o como un cambio en el modelo energético puede ayudar a reconfigurar los equilibrios geopolíticos en Oriente Medio. Y la conclusión, tal y como decía más arriba, es que una política decidida contra el cambio climático tendría un impacto muy positivo en las causas que están generando los grandes problemas de la humanidad: pobreza, movimientos migratorios forzados o conflictos bélicos, íntimamente relacionados con el calentamiento global y el sistema económico y energético que lo produce.

Somos Parte

Escribiste un artículo en 20 minutos donde argumentabas que la crisis climática conllevaba también una crisis de género. Afectaba más a la mujer que al hombre debido a su mayor pobreza. ¿Cuál debe de ser el papel de la mujer (si es que existe alguna diferencia con el del hombre) para luchar contra el calentamiento global, Rosa?

Rosa Martínez

En primer lugar, debemos de tener claro el enfoque desde los derechos en la lucha contra el cambio climático y la perspectiva de género. Esto del cambio climático no es solo una cuestión medioambiental, sino también de justicia social. El segundo punto, que ha sido también uno de los puntos calientes de la negociación, son los fondos necesarios para la mitigación y la adaptación al cambio climático. Necesitamos recursos, sí, pero un reparto ajustado a las necesidades: solo el 30% de los fondos disponibles van a los países que más lo sufren (los empobrecidos), y donde más sufren las mujeres. Y, por último, las mujeres tienen que estar representadas en los órganos y procesos de decisión de la acción climática, donde su presencia  es muy minoritaria.

Somos Parte

Muchos/as hablan de que la tendencia no cambiará hasta que no cambie la sociedad de consumo. Pretender un crecimiento infinito en un planeta con recursos finitos, ¿no es una locura?

Rosa Martínez

Kenneth Boulding, un economista ecológico, dijo que quien pensara eso o era un loco o un economista. La realidad es que, a día de hoy, nuestro modo de vida consume recursos naturales a mayor velocidad de lo que nuestro planeta es capaz de regenerarlos. Es como si estuviésemos sacando dinero de nuestra cuenta de ahorro, sin hacer ningún ingreso: nuestros recursos se acabarán. Esta explotación de recursos naturales, con el único criterio del beneficio económico, no solo afecta a la vida que tendrán nuestros hijos e hijas, sino que también es causa de la desigualdad y pobreza en la que vive la mayor parte del planeta, y que desde hace unos años está instalándose de manera estructural en nuestras sociedades.

Somos Parte

Algunos/as de tus ‘colegas’ apuestan por el desarrollo del empleo verde. ¿No es también una manera de continuar con un problema que debe de ser cortado de raíz? Yo, personalmente, considero que para llevar a cabo acciones responsables con el Medio Ambiente no ha de recibirse retribución alguna, sino que debe de ser nuestra responsabilidad. Más que nada porque, en el momento en el que falte dicha retribución, esas acciones se dejarán de realizar.

Rosa Martínez

Son dos cosas distintas. Por un lado, la creación de empleos verdes que nos permitan reducir nuestro consumo de energía y apostar por sectores sostenibles que creen riqueza social y ecológica además de económica, es una pata fundamental del cambio de modelo productivo, que además permitiría solucionar el problema del paro. Por otro está, como llevar a cabo una acción política responsable con el medio ambiente que asegure el uso justo, democrático y sostenible de los recursos. Aquí hay un cambio cultural por hacer en el que la sociedad (personas, empresas, instituciones, organizaciones, etc.) tienen que entender que el respeto al medio ambiente es el único camino para que se respeten los derechos de las personas, y que las ganancias sociales son a medio plazo mayores. Este cambio tiene que incentivarse, pero sobre todo tiene que apoyarse y dirigirse con legislación y con voluntad política de que se cumpla.

Somos Parte

Por último, y como suelo hacer en mis entrevistas, me gusta dejar un espacio a la persona entrevistada para que envíe un mensaje a todos/as aquellos/as que nos van a leer. Lo que quieras, pues. Todo tuyo.

Rosa Martínez

Creo que la llegada al Congreso de EQUO, de un partido ecologista o de personas que defendemos hacer política desde la ecología no puede desligarse del momento político en el que nos encontramos, y del deseo de cambio de una parte importante de la sociedad española. El mensaje de cambio de Podemos se basa sobre todo en los ejes de democracia y la justicia social: la democratización de nuestro sistema político es un instrumento, los derechos el objetivo último; pero la tercera pata es el cambio de modelo productivo y de consumo. A día de hoy, la economía rige todos y cada uno de los aspectos de nuestra sociedad, cambiar el mundo pasa por cambiar el sistema económico. Luchar contra la desigualdad pasa por eliminar la causa última que la genera: un sistema explotador de recursos y personas, que ha conseguido poner a nuestras democracias a su servicio. Y en este sentido, los verdes tenemos mucho que aportar al momento de cambio que estamos viviendo. 

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Desde esta humilde iniciativa deseo a Rosa la mayor de las suertes en esta nueva etapa que ha emprendido. Ilusión y alegría. ¡Podéis!