miércoles, 23 de marzo de 2011

Ansiado decrecimiento

El 26/04/1986 la explosión de la central nuclear de Chernóbil dispersó una nube radiactiva alrededor del mundo. Mas de 400.000 personas fueron evacuadas definitivamente y muchos países tuvieron que imponer restricciones a la producción agrícola (sacrificaron animales y destruyeron cosechas). En el Reino Unido, a 2.500 kilómetros del lugar de aquel drama, las restricciones continúan aplicándose en 379 granjas y en 74.000 hectáreas de pastoreo.
 

Si bien la energía nuclear ha suscitado desde el comienzo ambiciones militares, en la actualidad las reservas llamadas "civiles" constituyen la mayor acumulación de materias radiactivas y estratégicas. Su importancia sigue siendo muy relativa y tiende a disminuir. Si se toman en cuenta las pérdidas provocadas por el proceso de transformación y el transporte, la fuente nuclear apenas cubre el 2% del total de la demanda energética mundial.

Como se ha mentado anteriormente, las fuentes nucleares tienen ya una modesta participación en el panorama energético mundial. Teniendo en cuenta la edad media de los reactores en servicio (alrededor de 22 años) y el escaso peso de la energía nuclear en las nuevas centrales eléctricas (apenas un 2%), esta situación no parece estar en vías de cambio. Sin embargo, aún quedaría por resolver una cuestión importante: los residuos y el riesgo de proliferación.
 

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