lunes, 23 de enero de 2012

A la izquierda de Dios

Una vez escuché decir a alguien que España era de izquierdas, pero que existían muchos tipos dentro de nuestra actual sociedad. No seré yo quien niegue dicha afirmación, pero añadiré a la misma que la diferencia entre los pensamientos izquierdistas no reside únicamente en su ideología, sino en su actitud para cambiar las cosas.

Más de treinta años de pretendida democracia en donde la gente de izquierdas apenas se ha visto favorecida, pues un populismo nada popular y un falso socialismo siempre han llevado la batuta. Y, aunque nos duela reconocerlo, la han llevado porque nosotros así lo hemos querido, porque nosotros así se la hemos entregado.

No vengo aquí para soltar una oración en nombre del 15M, de Somos Parte ni de cualquier grupo ecologista y/o anarquista. Vengo a hablar por mí, a desahogar los pensamientos que a menudo me atormentan. Y mi única finalidad escribiendo esto es que también atormenten a quienes puedan llegar a leer estas líneas.

A medida que transcurren los años más empeoran las cosas. Nos encontramos sumidos en una dictadura de capital donde los Gobiernos han dejado poco a poco de albergar el mando en detrimento de los empresarios (los que controlan dicho capital). Hemos entrado en una partida de cartas: los Gobiernos juegan a mantener contentos a los patrones para que estos no les quiten su apoyo, y estos últimos a su vez juegan con la población para que no se enfade en demasía. Bueno, y si se enfadan qué más da, por y para ello se juzga al monopolio, y siempre tendremos otra empresa de similares características a la que elegir, a la que entregar nuestro dinero. Un dinero que no pocos ganan con esfuerzo extra.

Sin preocuparnos por las consecuencias cerramos los ojos y pasamos de largo. La gente todavía tiene mucho que perder. Ese ente del que todos hablan y muy pocos saben qué significa: el estado de bienestar. Seguimos madrugando para ir a que nos exploten, comprando nuestra comida basura en establecimientos donde parece que nunca falta, llegando a casa para escuchar como la caja tonta nos dice que apestamos, y finalmente yéndonos a dormir con dicho sabor de boca. Y así somos felices, pues al menos no dormimos debajo de un puente... O en la cárcel.

Y hasta aquí la verdadera historia de nuestros días. Así seremos recordados, pero ahora recordad vosotros: a los osados pertenece el futuro.

miércoles, 18 de enero de 2012

La Historia de las Cosas

Ya tiene años, pero justo ayer pude ver un pequeño documental que me pareció muy interesante. Me gustaría compartirlo con todos vosotros:


domingo, 15 de enero de 2012

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Desde un primer momento Somos Parte se definió como un lugar en donde todos podíamos y debíamos participar. En estos meses hemos recibido varios comentarios de apoyo por parte de todos vosotros, y también alguna que otra idea.

Esta entrada la escribo con el fin de animaros a colaborar más cercanamente. Os animo a escribirnos propuestas sobre futuras encuestas, entradas o críticas en los perfiles de nuestras diferentes redes sociales o en los comentarios de cualquier publicación en esta página. Nunca hemos dejado sin contestar un solo comentario, y puedo aseguraros que siempre se tendrá en cuenta y se agradecerá cualquier tipo de aportación.

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domingo, 8 de enero de 2012

Huele raro en Europa

Después de la era del petróleo y antes de la de las energías renovables, ¿veremos nacer la era del gas? El gas natural es el hidrocarburo que experimenta la tasa de crecimiento más importante en el mundo, por lo que respecta a consumo y a producción. Se estima que hay reservas probadas de gas para sesenta años. En Europa la demanda ha aumentado fuertemente durante los últimos quince años, mientras que la del petróleo ha tendido a estancarse y la del carbón a bajar. La extracción de gas disminuye desde el pasado año 1996, por lo que su importación cobra aún más importancia.

La apetencia por el gas se debe en parte a una mejor utilización de este recurso para producir electricidad (menos costoso que la energía nuclear en lo que se refiere a la inversión, y más ecológico que el petróleo y el carbón en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero). Al construir numerosas centrales de ciclos combinados de gas, las compañías eléctricas europeas dependen cada vez más del gas importado, en concreto de Rusia. La inquietud es común, pues a los proveedores les gustaría diversificar sus exportaciones, y esto supone una dependencia mutua que todos los actores desearían evitar.

En pleno 'boom', el consumo y la producción de gas en el mundo suscitan numerosas rivalidades geopolíticas. La Unión Europea, teatro y actor privilegiado de estas tensiones, tiene dificultades para afirmar una posición común sobre la seguridad del suministro energético en el continente.

Aquí os dejo el documental de GasLand. Muy recomendable (también se puede descargar con subtítulos en castellano):