sábado, 25 de febrero de 2012

Comunal no es Municipal

Artículo extraído del periódico anarquista mensual Todo Por Hacer (febrero del 2012).

Un alto sector de la población mantiene una analogía errónea entre los conceptos "comunal" y "municipal". Esa confusión es fomentada desde el poder. Comunal es un régimen especial de gestión directa de los/as vecinos/as de bienes muebles e inmuebles, de carácter ancestral. Lo que está bajo gestión comunal no puede ser enajenable y su explotación no puede ser exclusiva para un individuo o una institución. Lo municipal depende de la gestión de los ayuntamientos, de los gobiernos locales cuyos intereses no son los mismos que los de los/as vecinos/as, por mucho que digan lo contrario.

El sistema comunal fue una de las piezas claves en la dinámica socioeconómica y reproductiva de las sociedades rurales. Aporta a los/as vecinos/as materiales de construcción, combustible, forraje y aportes complementarios a la dieta. Desde antiguo se conoce este sistema como "régimen de procomún", y data del siglo IX. Los comunes tenían unos fueros otorgados por la ley que les defendían de los atropellos de la Iglesia y los señores.


Los comunes fueron casi destruidos por la burguesía (siglos XVIII y XIX), con el apoyo del Estado y las instituciones estatales, nacidas al amparo de esa burguesía para protegerles en sus negocios. De esta manera las desamortizaciones llevadas a cabo en este periodo consiguieron que espacios de gestión comunal pasaran a manos privadas. En la actualidad la gestión comunal se reduce a montes, extensiones de bosques y pastos ganaderos. La mayoría de ellos se explotan en régimen de concejo abierto y se gestionan directamente por los/as vecinos/as.

Sin embargo, se están dando casos de ayuntamientos que están arrebatando este patrimonio común para negociar y obtener recursos. En los pueblos ya conocemos algún conflicto con montes forestales y pastos, o con los intentos por hacerse con la gestión del agua en algunas zonas en donde esta se administra por las propias juntas vecinales. Vemos con indignacion cómo esos bienes que pertenecen al pueblo están hoy en manos privadas en muchas zonas. Denunciemos pues que los que no son del común, los privados e instituciones estatales gobernadas por la clase política arrebaten lo que pertenece y perteneció siempre al pueblo.

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