viernes, 15 de febrero de 2013

Il ritorno di Silvio?

A finales de febrero (días 24 y 25) Italia cambia de gobierno y, una vez más, surge la pregunta que trae a media Europa de cabeza: ¿volverá Berlusconi?
 
Es difícil entender dónde reside el supuesto encanto de Il Cavaliere fuera de las fronteras italianas, ya que siempre ha tenido el apoyo mayoritario de sus ciudadanos a pesar de sus múltiples escándalos y medias que han favorecido, en muchas ocasiones, más a la corrupción que al desarrollo de un pueblo con gran potencial.
 
 
Con su dimisión en el pasado mes de noviembre del 2011 se pensó que ello suponía el fin de la era Berlusconi, la cual ha marcado el rumbo del país durante las últimas dos décadas. El peso de los procesos judiciales que tenía abiertos y la presión de la crisis le hicieron dejar paso al gobierno reformista de Monti. Dos años después, Il Cavaliere aparece incluso más rejuvenecido que antes (quizá tenga la culpa su prometida Francesca Pascale, una joven de 27 años que en su currículum destaca haber sido la presidenta del club de fans Silvio te echamos de menos, en homenaje al propio Berlusconi).
 
La explicación de la fascinación, en ocasiones idólatra, que siente el pueblo italiano hacia Berlusconi es simple: es la representación de toda  una sociedad. ¿O es que  acaso los gobiernos que hemos tenido en España no representan al pequeño corrupto que todos llevamos dentro?
 
Il Cavaliere siempre ha conocido las necesidades y debilidades del pueblo italiano, y les ha vendido que el verdadero valor de una sociedad moderna es ser uno mismo. El mayor representante de esta máxima es el propio Berlusconi con su política espectáculo que genera la fascinación hacia el magnate generoso y mujeriego, que encanta a los italianos e italianas con sus chistes, su estilo machista, sus meteduras de pata, sus triunfos electorales, las victorias y polémicos fichajes del equipo de fútbol que preside y, lo último, la provocación a sus enemigos políticos a través de las redes sociales. Todo encauzado en un programa apolítico, anticultural, populista y, por supuesto, xenófobo  con medidas dosis religiosas, que se puede resumir en: Dios, patria, fútbol.
 
 
Durante mucho tiempo se ha dicho que su electorado siempre se ha visto manipulado por el poder que tiene Berlusconi sobre los medios de comunicación italianos (ni que decir tiene que durante años su grupo empresarial ha dominado todos los canales de televisión pública y privada). Sin embargo existe un dato significativo, y es que hay un alto porcentaje de voto exterior a favor de Berlusconi en países extranjeros.
 
En el marco contextual de los próximos comicios, el pueblo italiano se sitúa desorientado y desconfiado con una falta clara de referentes políticos, buscando el equilibrio en la continuidad de la tecnocracia y reformismo de Monti, siempre a favor de los intereses europeos (especialmente alemanes); o hacia el caos político pero ya conocido de Berlusconi.  De momento los sondeos indican que el 35% de la intención de voto iría a parar al centro-izquierda, quizá el mal menor pero desde luego nunca una solución.
 
S. G. (@silviagodo)

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