jueves, 22 de agosto de 2013

Las Guerras del Agua

Siempre se habla de la posibilidad en el futuro de las llamadas Guerras del Agua. ¿Pero por qué? Este es un recurso cada día más escaso, no porque disminuya su cantidad en la Tierra, sino porque la población humana no deja de crecer a una velocidad vertiginosa y, por lo tanto, las necesidades de agua también. Pero, además de la cantidad, también existe el problema del lugar: el agua no está siempre donde nosotros/as queremos, y, en lugar de ir hacia ella, hacemos que venga a nosotros/as, por ejemplo con cultivos de regadío en zonas áridas.
 
 
¿Cómo solucionarlo? El hombre ha aprendido a hacer embalses y a desviar cauces. Todos/as conocemos sus desventajas, pero nunca parecemos tener suficiente agua, así que se siguen construyendo más presas, se planean trasvases y similares. En el caso de las aguas que atraviesan fronteras políticas la cooperación se torna imprescindible. En este momento es cuando interviene la diplomacia del agua (según la Organización de Naciones Unidas, existen más de 3.600 tratados en los que se acuerda la explotación de dichas aguas, pero no siempre la colaboración se produce fácilmente).
 
En Turquía se ha llevado a cabo el Proyecto del Sureste de Anatolia (GAP, como es conocido en sus siglas turcas), que consiste en la construcción de 22 embalses y 19 hidroeléctricas, entre otras actuaciones, en los ríos Tigris y Éufrates, que continúan su curso por Siria e Irak.  El GAP ha provocado que el caudal se haya reducido de 40.000 a 11.000 millones de metros cúbicos a su paso por estos dos países, y es previsible una disminución mayor en el futuro, dado que todavía no se han construido todas las presas previstas. Otro ejemplo de falta de cooperación es la Guerra del Agua: conflicto entre Israel y Jordania por el caudal del Jordán durante los años 60, y que terminó con la firma de un tratado entre los dos y la promesa por parte de Israel de mantener un caudal constante para sus vecinos.
 
 
La gestión de las aguas son planes llenos de dificultades, y en estos casos se multiplican. La cooperación y la buena voluntad son básicas, pues se trata de un recurso imprescindible para la supervivencia humana. Existen numerosos casos de colaboración más pacífica, como en el caso del Rin, que atraviesa seis países. Todos ellos han estado de acuerdo en explotarlo, hasta tal punto que solo conserva el 7% del bosque de ribera original.
 
El aumento de los requerimientos de agua y su contaminación hacen que las Guerras del Agua cada día sean más cercanas, a pesar de los tratados de colaboración. Por ello lo prioritario debe ser utilizarla de la forma más eficiente posible.

Natalia Funes
 

2 comentarios: