domingo, 24 de noviembre de 2013

Empapados por nuestra culpa

El concepto de lluvia ácida engloba cualquier forma de precipitación que presente elevadas concentraciones de ácido sulfúrico (si el humo contiene dióxido de azufre al mezclarse con el vapor de agua) y nítrico (si el humo contiene óxido de nitrógeno). También puede mostrarse en forma de nieve, niebla y partículas de material seco que se posan sobre la tierra. Las nubes con estos ácidos pueden ser arrastradas por los vientos hasta 500 kilómetros de distancia cada día, y trasladarse de esta manera de una región a otra y de un país a otro.
 
La capa vegetal en descomposición y los volcanes en erupción liberan algunas sustancias químicas a la atmósfera que pueden originar la lluvia ácida, pero la mayor parte de estas precipitaciones son el resultado de la acción humana. El mayor culpable de este fenómeno es la quema de combustibles fósiles procedentes de platas de carbón generadoras de electricidad, las diferentes fábricas y los tubos de escape de nuestros automóviles.
 
 
La lluvia ácida tiene muchas consecuencias nocivas para el entorno, pero sin lugar a dudas el efecto de mayor insidia lo tiene sobre los lagos, ríos, arroyos, pantanos, acuíferos y otros medios acuáticos. También afecta claramente sobre la fauna porque, si bien es cierto que en ciertos ecosistemas algunas especies pueden llegar a tolerar mejor que otras estos niveles de ácido, con el tiempo terminará afectando a muchas más a través de la cadena alimentaria, incluso a especies no acuáticas como son los pájaros.
 
La lluvia ácida también contamina selvas y bosques, especialmente los situados a una mayor altitud. Esta precipitación nociva roba los nutrientes esenciales del suelo, a la vez que libera aluminio, lo que dificulta la absorción del agua por parte de los árboles (también daña sus hojas). Reduce la resistencia de estos últimos y de las plantas ante las bajas temperaturas, la acción de los insectos y las diferentes enfermedades que pueden sufrir. Incluso podrían inhibir la capacidad arbórea de reproducirse.
 
 
Claramente, la única forma de luchar contra la lluvia ácida es reducir las emisiones de los contaminantes que la originan. Esto significa reducir el consumo de combustibles fósiles. Muchos gobiernos han intentado, con demasiado poco esfuerzo, reducir las emisiones limpiando las chimeneas industriales y promocionando combustibles alternativos. Estas iniciativas han obtenido pésimos resultados, ya que, si pudiéramos detener la lluvia ácida hoy mismo, tendrían que transcurrir muchos años para que los terribles efectos que genera desaparecieran.
 
Individualmente también se puede prevenir mediante el ahorro de energía. Mientras menos energía se consuma en nuestros hogares, también menos sustancias químicas nocivas emitirán las diferentes centrales. Los automóviles también consumen ingentes cantidades de combustibles fósiles, por lo que podríamos empezar a pensar en la importancia de trasladarse utilizando el transporte público, las bicicletas o caminando siempre que nos sea posible.
 

viernes, 15 de noviembre de 2013

No renuevo, destruyo (III): geotérmica

La energía geotérmica es una de las fuentes de energía renovable menos conocidas, y se encuentra almacenada bajo la superficie terrestre en forma de calor y ligada a volcanes, aguas termales, fumarolas y géiseres. Se trata de una cantidad inmensa de energía, pero solo una fracción de ella puede ser utilizada por la humanidad. Hasta ahora la utilización de esta energía ha estado limitada a áreas en las cuales las condiciones geológicas permiten un transporte (agua en la fase líquida o vapor) para transferir el calor desde zonas calientes y profundas hasta cerca de la superficie, dando origen a los recursos geotérmicos. Las aplicaciones van desde la producción de electricidad, cuando se trata de yacimientos de alta temperatura (superiores a los 150ºC), hasta los usos térmicos en los sectores industrial, servicios y residencial, para temperaturas por debajo de los 100ºC, ya sea de forma directa o a través de una bomba de calor geotérmica (calefacción y refrigeración) para temperaturas muy bajas (por debajo de los 25ºC).
 
El territorio español cuenta con una estructura geológica propicia para la presencia en el subsuelo de recursos geotérmicos. Distintos fenómenos y hechos geológicos así lo demuestran: abundantes manifestaciones termales, persistente actividad sísmica, volcanismo reciente y actual, etc. En España la energía geotérmica fue ampliamente estudiada durante los años setenta y ochenta, época en la que se plantearon ambiciosos proyectos basados en el aprovechamiento térmico del recurso para la calefacción. Finalmente estos proyectos no salieron adelante por distintos motivos, principalmente económicos, y el desarrollo del área geotérmica acabó paralizándose.
 
Los procesos de generación de electricidad, en sus diversas formas (ya hemos tratado dos tipos de energías renovables), constituyen una de las actividades de mayor impacto ambiental. Los daños más importantes derivados de la utilización, transformación y transporte de la energía están asociados a las emisiones atmosféricas que provocan el calentamiento global del planeta, la contaminación de los medios acuáticos y terrestres y la generación de residuos.
 
Si bien es cierto que en el caso que nos ocupa la energía geotérmica es claramente menos perjudicial para el Medio Ambiente, ya que sus impactos son menores en comparación a las centrales térmicas de combustibles fósiles y nucleares (incluso menor en comparación con otras fuentes de energías renovables), todo el mundo tendría que reconocer su carácter nocivo para la Naturaleza. No me cansaré de decir que quizá esta opción de obtener energía es la menos mala que hasta ahora existe, pero en este blog no nos caracterizamos por ser conformistas, sino que creemos que a través de la denuncia se pueden alcanzar resultados positivos. En definitiva, como ha ocurrido siempre a lo largo de nuestra historia.
 
Suelo
 
Supongo que todo el mundo, cuando imagina la manera de obtener energía geotérmica, lo primero que pensará es en el daño que ello ocasiona en el suelo. Y efectivamente, pues, como ya he explicado anteriormente, han de llevarse a cabo enormes y profundos agujeros para poder llegar allá donde hace calor. Esto supone un claro impacto negativo sobre el entorno y sobre las diferentes capas terrestres que pisamos todos los días. Ya empieza aquí a hacer su aparición la contaminación por los, aunque mínimos, residuos que generan los mecanismos para obtener la energía.
 
Agua
 
Los acuíferos (recordemos, las que dicen ser las aguas más limpias de las que dispone nuestro planeta) se ven también claramente afectados, ya no solo por las sustancias contaminantes que generan las diferentes técnicas para obtener la energía, sino por los cambios de temperaturas a los que se ven expuestos por las inyecciones de agua a muy diferentes grados centígrados.
 
Fauna
 
Donde se construye un yacimiento humano, aunque sea de manera temporal,  no existen animales salvajes. Esto es algo lógico de entender. Pues por ahí van los tiros: en mayor o en menor medida, la fauna silvestre que vive en la zona donde vamos a taladrar no solo se ve espantada por el tremendo ruido que esta técnica provoca, sino por el propio peligro que su instinto es capaz de percibir. Justificado en la mayoría de los casos.
 
Atmósfera
 
A los/as más escépticos/as de mi iniciativa por criticar a las energías renovables les daré el placer de leer que las emisiones de CO2 a la atmósfera de la energía geotérmica no es elevada, aunque aún así exista. Pero lo que no me negarán ninguno/a de ellos/as es la contaminación acústica que sus trabajos (sobre todo el de llegar hasta el lugar donde se va a extraer la energía) genera. No podía no escribir unas líneas acerca de este efecto nocivo, que a ninguno/a de nosotros/as nos haría gracia si lo hicieran en las proximidades de nuestra casa.
 
 
El cuarto artículo será lo más parecido a un reto, pues abordaré la tan idolatrada por muchos/as energía solar. Prometo no decepcionaros y preparar mi artículo como merece la ocasión.

jueves, 7 de noviembre de 2013

En la ciudad del fin del mundo

He empezado desde hace unas semanas a coger el gusto por ver documentales dirigidos y narrados por el periodista y reportero español Jon Sistiaga. Con él estoy descubriendo la cara que más me atrae del Periodismo, esa cara en donde las cosas se dicen sin estar en modo alguno influenciado por la política de la cadena que emitirá tu reportaje. Si no habíais escuchado su nombre hasta ahora, os recomiendo buscarle a través de YouTube.
 
 
El caso es que hace pocos días tuve la posibilidad de ver el documental que os adjuntaré a continuación. El mismo se llama En la ciudad del fin del mundo, y trata sobre el desastre de Chernobyl (Ucrania) visto por primera vez desde abajo. Los protagonistas del documental son los/as propios/as trabajadores/as que intentaron paliar los daños de la terrible explosión que sufrió la central. También Sistiaga tiene el valor de entrar en la propia central siniestrada, y de pasear sin protección alguna por las calles desiertas de la ciudad ucraniana de Prípiat, desalojada debido a los altos niveles de radiación que aún perduran en ella.

Documental: http://www.youtube.com/watch?v=w55GJ6F9zUM

Espero que os guste tanto como a las personas que me han hablado de él. Aquí también os dejo su ficha en FilmAffinity.

http://www.filmaffinity.com/es/film758748.HTML