sábado, 7 de diciembre de 2013

No renuevo, destruyo (IV): solar

Una energía garantizada para los próximos seis mil millones de años. El Sol, fuente de vida y origen de las demás formas de energía que el hombre ha utilizado desde los albores de la Historia, puede satisfacer todas nuestras necesidades si aprendemos cómo aprovechar de forma racional la luz que continuamente derrama sobre el planeta Tierra. Ha brillado en el cielo desde hace unos cinco mil millones de años, y se calcula que aún no ha llegado ni a la mitad de su existencia.
 
Durante el presente año, el Sol ha arrojado sobre la Tierra cuatro mil veces más energía que la que vamos a consumir. España, debido a su privilegiada situación y climatología, se ve particularmente favorecida respecto al resto de los países de Europa. Esta energía puede aprovecharse directamente, o bien ser convertida en otras formas útiles como, por ejemplo, la electricidad.
 
No sería lógico no intentar aprovechar, por todos los medios técnicamente posibles, esta fuente de energía gratuita, limpia e inagotable, que puede liberarnos definitivamente de la dependencia del petróleo o de otras alternativas poco seguras o, simplemente, mucho más contaminantes.
 
Es preciso, no obstante, señalar que existen algunos problemas que debemos afrontar y superar. Aparte de las dificultades que una política energética solar avanzada conllevaría por sí misma, hay que tener en cuenta que esta energía está sometida a continuas fluctuaciones y a variaciones más o menos bruscas. Así, por ejemplo, la radiación solar es menor en invierno, precisamente cuando más la necesitamos.
 
La energía solar es igual de gratis que las demás fuentes de energía. Todas se encuentran allí esperando a que las tomemos, pero al cogerlas cuestan dinero, y en especial esta cuesta más que las demás. Uno de los obstáculos para el aprovechamiento en general de la energía solar es su baja intensidad. Incluso para las condiciones de tiempo despejado, ha quedado claro que dicha baja intensidad (y la variabilidad) de la energía son desventajas importantes en una potencial fuente de energía.
 
Pero no es oro todo lo que reluce, y, como suele ocurrir en este tipo de verdades universales que tratan de contagiarnos, la energía solar también tiene sus desventajas importantes en materia medioambiental. Vamos a por ellas:
 
Suelo
 
Obligatoriamente había que comenzar con dicho aspecto, ya que es el más criticable en este tipo de energía. Podemos asegurar que su obtención repercute en una inmensa ocupación de terreno, mayor incluso que comparada con las fuentes de energía no renovables. La construcción y el mantenimiento de este espacio provocan un clarísimo deterioro del suelo y de su capa orgánica que tardó millones de años en crearse, y que nosotros/as de un plumazo destruimos.
 
Fauna
 
A colación del aspecto anterior, otra de las consecuencias de ocupar grandes dimensiones terrestres es el movimiento de las especies animales que vivían en las mismas. Algo a lo que apenas solemos prestar atención.
 
Atmósfera
 
Soy consciente de que me encontraré con escépticos/as respecto a que la construcción de las centrales solares (nada de huertos, por favor) emiten ligeras cantidades de CO2 a la atmósfera. Pues bien, hasta los mejores expertos en materia energética recogen este perjuicio como uno de los más graves de la energía solar. Os invito a informaros.
 
 
La quinta energía renovable a la que abordaré será la de biomasa, queridos/as lectores/as. No prometo calidad, pero sí el máximo esfuerzo.
 

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